Algunos consideran a las vitaminas como un gran aliado para combatir problemas de alcoholismo.

Es un gusto para mí presentar una nueva sección en nuestro blog: “Historias y Libros que Inspiran”. Una vez al mes tendremos referencias bibliográficas con temas de salud, ciencia, divulgación, nutrición, entre otros temas que esperamos sean de su agrado. En esta ocasión toca el turno a un libro muy interesante que despertó mi curiosidad. Tiene como título:

 

“¿Las vitaminas pueden curar el alcoholismo?”

 

Un libro muy popular del reconocido biólogo y escritor Andrew Saul, quien es también presidente de la revista “Psychology Today” o “Psicología y Bienestar” en español.

 

El consumo de bebidas alcohólicas es un factor muy importante en la mayoría de los delitos violentos y al menos un tercio de los casos de suicidio. El consumo de drogas y alcohol se relaciona directamente con la situación social del individuo y muchas de las veces se considera una enfermedad incurable.

 

Fred y Edith. Son dos de los muchos casos que se presentan en este libro. Ambos considerados alcohólicos desde hace al menos 15 años; presentaban problemas tanto sociales como de salud. Después de dos semanas de administrarles grandes cantidades de vitamina C y vitamina B3 dejaron de sufrir por la ausencia del alcohol. Ambos aseguran se recuperaron con esta terapia.

 

Pero, ¿Cómo definimos a un alcohólico? Es muy común escuchar el término “bebedor social”; separamos aquellos que beben grandes cantidades casualmente de aquellos que beben, aunque sea en menores cantidades, de una manera más frecuente y rutinaria.

 

Las adicciones comienzan desde muy temprana edad. Pensemos en un niño que se alimenta diariamente con su biberón, que se vuelve adicto a una sustancia aparentemente inocente: la leche de vaca. El sabor dulce de la leche se convierte en su primera adicción. El azúcar es la principal sustancia adictiva, y muchos niños son tan adictos al azúcar como los alcohólicos lo son al alcohol. De hecho, el alcohol es un carbohidrato muy simple, similar al azúcar.

 

La medicina convencional no recibe bien la idea de que los alimentos pueden ser adictivos, pero el Dr. Abram Hoffer nos invita a mirar al alcohólico con los mismos ojos que mirados al adicto al refresco, al adicto a la leche, a la comida chatarra y al azúcar en general. La nutrición es la clave. Es necesario mejorar la calidad de la alimentación, por lo tanto, una dieta saludable es el primer paso para detener la adicción.

Todos tenemos un enemigo en común: el azúcar.

 

Todos tenemos un enemigo en común. Un enemigo tóxico, adictivo y violento; pero atractivo, dulce y delicioso: el azúcar. Existen varios tipos de azúcares. El más importante es la glucosa, que curiosamente se encuentra en los alimentos, ya que los carbohidratos se descomponen en glucosa, se absorben y se metabolizan. La glucosa es el menos tóxico de los azúcares.

 

Por otra parte tenemos la fructosa, la más peligrosa de todas. Que, aunque su nombre lo indica, proviene de las frutas, en realidad hoy en día la consumimos más de los alimentos procesados, como la comida chatarra, refrescos y golosinas.

 

Ninguno de los azúcares son realmente alimento. No aportan ni un solo nutriente, solo calorías. Una buena alimentación está basada en vegetales y agrandes cantidades de zumos de verdura fresca; más fibra y carbohidratos complejos; menos azúcar y grasa: así de simple. ¡No más comida basura!

 

Al igual que fumar el alcohol puede causar cáncer de pulmón y distintos tipos de calcen bucal, de esófago, laringe, lengua, garganta y mucho más. Es claro que es una sustancia que daña nuestra salud, particularmente el hígado y el cerebro.

 

Cuando se habla de la nutrición y el alcoholismo, es como hacerse la pregunta de qué fue primero, el huevo o la gallina. ¿El uso intenso de alcohol provoca desnutrición, o la desnutrición causa el alcoholismo? Aunque se ha descubierto que una persona tiene mayores posibilidades de ser alcohólica si existen antecedentes familiares, una deficiencia vitamínica durante la infancia puede predisponer al alcoholismo en otras etapas posteriores en su vida.

 

Si se sabe que un tratamiento tan relativamente sencillo y económico como suministrar vitaminas puede aliviar la vida de un alcohólico, ¿por qué se han tardado tanto en darle relevancia a este asombroso conocimiento?

 

Los médicos tienen sus reservas por la cantidad de efectos secundarios que se manifiestan durante dicho tratamiento vitamínico. Por eso te recomendamos buscar otras fuentes de información y pedir asesoría a un profesional antes de tomar la decisión de seguir esta terapia. Aunque, por otra parte, prácticamente todos los medicamentos tienen efectos secundarios, es decir, producen otros efectos (incluyendo aquellos que resultan adversos y graves) aparte de los deseados

 

¿Recuerda el mensaje con el que iniciamos este programa? Digamos que hay un ciego que nos asegura que, para dejar el alcohol, solo se necesita fuerza de voluntad; por otro lado tenemos otro ciego que nos asegura que solo se necesita seguir una dieta saludable, así como de vitaminas y suplementos alimenticios. ¿Será posible que ambos tengan razón? Desde su propia experiencia tanto personal como profesional ambos podrían testificar los resultados de ambas prácticas, pero eso no desvalora ninguno de los argumentos.

 

Aunque la mayoría de medicamentos prescritos por los médicos pueden aparentemente erradicar una enfermedad, muchos de ellos sólo alivian los síntomas o el dolor asociado con dicha enfermedad. Por ejemplo, la medicación más popular para el asma, consistente en la inhalación de antagonistas beta que relajan los músculos de las vías aéreas. Ayuda a los asmáticos a respirar con más facilidad, pero no elimina el asma. La persona seguirá necesitando administrarse dicho medicamento.

 

Las medicinas que frenan la propagación de los gérmenes invasores, como bacterias y virus, en verdad logran su objetivo, pero no sin dañar el cuerpo.

 

Las vitaminas a pesar de sus efectos secundarios han probado ser totalmente seguras, y en todo caso, al presentarse complicaciones, solo se recomienda reducir la dosis hasta acostumbrase y partir de ahí. Por supuesto, debe ser un experto en la salud quien te indique cual es la dosis adecuada para tu condición.

 

Las bebidas alcohólicas contienen etanol, un carbohidrato simple muy parecido al azúcar, que proporciona mucha energía pero ningún nutriente. La tiamina es necesaria para el metabolismo de los carbohidratos. Por lo tanto una cantidad adicional de carbohidratos, en este caso provenientes del alcohol, requieren cantidades adicionales de tiamina. Si en el proceso de asimilación de carbohidratos agotamos nuestros recursos de tiamina nos convertimos en una persona propensa a la fatiga, ansiedad y depresión. Así pues, podemos asumir que un suplemento de tiamina podría ayudar a una persona alcohólica con sus problemas de depresión y a sobrellevar esta situación tan desgastante de una manera más feliz, en familia, y quizá superar el problema en menos tiempo.

 

¿Las vitaminas pueden curar el alcoholismo? Como hemos visto hasta el momento, podemos comparar la adicción al alcoholismo con la adicción al azúcar; se tiene registro de personas que han aliviado el sufrimiento de recuperación siguiendo una terapia basada en vitamina C y vitamina B3; también, se ha mencionado que la depresión, la ansiedad y la fatiga son un síntoma de desnutrición que puede ser aliviado con una dieta rica en vegetales y baja en azucares; las fatales consecuencias del alcoholismo incluyen cáncer de pulmón, garganta y estomago; y por ultimo mencionamos los efectos secundarios comunes de una terapia vitamínica que podrían causar temor cuando se desconocen los beneficios y bondades de las vitaminas.

 

El quinto capítulo de nuestro libro de hoy tiene como título: “Resultados del tratamiento vitamínico”. Como lo indica, aquí se presentan diferentes casos de estudio con sus resultados clínicos. Si he de citar uno de los más interesantes, al menos desde mi punto de vista, sería el siguiente:

 

“Una de mis pacientes era alcohólica y esquizofrénica, pero siempre que dejaba de beber con la ayuda de Alcohólicos Anónimos, comenzaba a sufrir violentas alucinaciones auditivas. Cuando bebía de nuevo las voces desaparecía. Se enfrentaba a un terrible dilema: o seguir siendo alcohólica, o con todo lo que eso implica, y así dejaría de oír las voces, o mantenerse sobria y sufrir. Probo la abstinencia varias veces pero sin ningún resultado. Empecé a tratarla con niacina y pocos meses después, cuando dejo de beber, las voces desaparecieron. Tras eso, se convirtió en un miembro muy valorado en el primer grupo de Esquizofrénicos Anónimos que organice en Saskatoon Canadá.”

 

Se dice que son los hijos quienes sueles pagar por los pecados de sus padres. Esto aplica, al menos, particularmente al síndrome de alcoholismo fetal. Esto se da cuando la madre bebe durante el embarazo. El trastorno metabólico causado por el alcohol no se limite al cuerpo de la madre, seguramente veremos daños también en el feto, que adquiere un problema muy importante para el que no parece existir ningún tratamiento eficaz: el síndrome de alcoholismo fetal.

 

El Dr. Andrew Saul trató con éxito a varios de estos niños usando principalmente niacina, o vitamina B3 como usualmente la conocemos. Nos da detalle de un caso en particular: una niña desatendida por sus padres, de quien su tía tuvo que hacerse cargo. La pequeña sufría de lento aprendizaje y cambios drásticos de ánimo; con su hermana menor era muy agresiva, incluso al grado físico. La tía, antes de conocer el tratamiento que propone el Dr. Andrew Saul, intentó con varios medicamentos sin resultado alguno.

 

Diez meses después de una dieta sin lácteos y un proceso terapéutico basado en vitaminas, narrado a detalle en el contenido de este libro, la pequeña retomo la escuela en un centro de educación especial. La paciente se sentía alegre, relajada y en camino a una recuperación completa.